Historia de una Buena Acción
¿Como
llegó el Escultismo a Norteamérica?
Esta
historia, es un buen ejemplo del hecho que no importa el tamaño o el lugar de
la Buena Acción sino el espíritu con que fue hecha.
Era
el final del otoño de 1909. Durante el día, la ciudad de Londres había estado
sumergida como en una sopa de guisantes, con una niebla espesa que
prácticamente había detenido todo el tráfico, todos los negocios de la capital
británica.
Un
publicista norteamericano, el Sr. Boyce, de la ciudad de Chicago, tenía
dificultades para encontrar una dirección en el centro de la ciudad. Se había
detenido bajo una de las lámparas de la calle para orientarse mejor, cuando de
repente apareció un muchacho entre la niebla.
-
¿Puedo ayudarlo señor? - preguntó el muchacho.
-
Ya lo creo que sí - dijo el señor Boyce. - Quisiera que me indicaras cómo
llegar a esta dirección...
-
Yo lo llevaré ahí señor -, dijo el muchacho, y se encaminó en la dirección
deseada por el Sr. Boyce.
Cuando
llegaron al lugar, el señor Boyce buscó en sus bolsillos algunas monedas para
dárselas de propina, pero antes de que tuviere la oportunidad de ofrecerlas al
muchacho éste le dijo:-
No señor, muchas gracias, soy Scout, y un Scout no acepta nada por ayudar a
alguien".
-
¿Un Scout? ¡Y qué es eso? -, preguntó Boyce.
-
¿No ha oído hablar de los Scouts de Baden-Powell? - El señor Boyce no había
oído de ello. - Cuéntame de ellos - dijo.
Así es que el muchacho le platicó al norteamericano
acerca de él y sus hermanos Scouts.
El
Sr. Boyce quedó muy interesado y después de terminar sus negocios, le pidió al
muchacho que lo llevara a las oficinas de los Boy Scouts británicos.
Ahí desapareció el muchacho.
En la oficina, el señor Boyce conoció a
Baden-Powell, el famoso general inglés que había fundado el Movimiento S
Boyce quedó tan impresionado con lo que
Baden-Powell le dijo acerca del Escultismo que decidió llevarlo a su país
cuando regresó de Inglaterra.
¿Qué pasó con el muchacho que ayudó a Boyce?
Nadie lo sabe. Nadie volvió a oír de él. Sin
embargo nunca se le olvidó. Los Scouts de EE. UU. regalaron al Centro
Internacional de Adiestramiento, el Parque de Gilwell, en Inglaterra, una
hermosa estatua de un búfalo americano, con una simple inscripción que dice:
"Al Scout desconocido quien en su lealtad al
diario cumplimiento de la Buena Acción, hizo posible traer el Movimiento Scout
a los Estados Unidos de América".
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